Crónica de un sueño hecho realidad

¿Cómo se empieza a contar en palabras una historia que implica tantas emociones, tanto tiempo y tanto amor? Quizá podríamos empezar contando que hubo varios momentos en que pensamos que este sueño sería uno de esos que se quedan sin existir, porque tuvimos que luchar contra varios problemas y sortear obstáculos que representaron muchísima incertidumbre y angustia. Sí, nuestra boda fue una de esas bodas que tuvieron que ser pospuestas indefinidamente por culpa de la pandemia.   



Originalmente nos casaríamos por la iglesia el 4 de abril de 2020, sin embargo la vida tenía otros planes y justo tres semanas antes de nuestro gran día llegó la cuarentena. Pudimos casarnos por el civil el 14 de marzo de 2020 (en nuestro aniversario 5 de novios) y sin embargo no pudimos convivir como esposos ya que tuvimos que quedarnos encerrados cada uno cuidando de nuestros padres de salud delicada. Así pues, el día que originalmente nos casaríamos fue un día triste y de incertidumbre ya que ni siquiera pudimos estar juntos físicamente. Mientras el mundo seguía tratando de sobrevivir al virus y todo parecía estar en pausa nosotros solo podíamos agradecer no tener pérdidas qué lamentar, pero también preguntándonos si algún día volvería eso que en otro tiempo no tan lejano llamábamos “normalidad”, ya que se veía tan lejano el poder volver a reunirnos con todas nuestras personas queridas para celebrar el que imaginábamos uno de los días más felices de nuestra vida. A veces nos sentíamos egoístas por pensar tanto en desear que la situación mejorara solo para poder continuar con nuestros planes pero estamos seguros de que hay muchas otras parejas que pasaron por la misma situación y se sentían tal como nosotros en ese momento. Los meses fueron pasando uno tras otro y aunque llegaron las vacunas y se sentía un poquito de esperanza, era difícil luchar contra la desilusión y contra nuestra situación familiar ya que la salud de nuestras mamis se iba complicando por diversas circunstancias; fueron tiempos muy duros en los que lo que nos sostenía y nos mantenía fuertes era el amor que tenemos el uno por el otro, la complicidad y la certeza de que fuera como fuera, queríamos pasar el resto de nuestra vida juntos. 


En agosto de 2021 comenzamos a retomar los planes pensando en poder casarnos en diciembre, por lo que la ilusión por tener una boda bonita y rodeados de nuestra familia y amigos volvió a brillar entre nosotros. Tristemente entonces comenzaron los problemas con algunos proveedores que no podían mantener el acuerdo que nos ofrecieron originalmente más de un año atrás, así que nuevamente la incertidumbre y la preocupación nos acompañaron algunas semanas mientras nos esforzábamos para mantenernos positivos buscando la mejor solución. Al final tuvimos que optar por elegir una fecha hasta abril de 2022, a fin de que todos nuestros proveedores y nuestros propios planes coincidieran. En ese momento el día se sentía muy lejos pero no nos desanimamos pensando en todo lo que habíamos superado para llegar a tener La Fecha.


Y llegó 2022, pero llegó con un enero muy triste ya que mi mami partió después de una larga y desgastante enfermedad. Fue un momento muy doloroso pero también fue liberador saber que terminó el sufrimiento para ella así que el dolor de su ausencia fue más soportable pensando en eso. Unos días antes de partir, ella me hizo prometerle que, pasara lo que pasara, no cambiaríamos ni cancelaríamos la boda pues sabía todo lo que habíamos pasado hasta ese momento y hubo días en que ella fue quien me dio ánimos para no ceder ante la desilusión y las ganas de cancelar todo.


Entonces llegó abril. Después de algunas semanas frenéticas con los últimos ajustes: la prueba del maquillaje, la selección del menú, la elección de la música perfecta para nosotros, la preparación del traje de novio y del vestido de novia, de encontrar el ramo con la forma y los colores exactos en que lo había creado en mi mente, con momentos muy felices imaginando el gran día y otros muy tristes pensando en que mi mami no me vería vestida de novia, por fin amaneció el 9 de abril de 2022. Yo desperté después de apenas tres horas de sueño y aunque aún tenía un par de horas antes de levantarme, los nervios me obligaron a salir de la cama y de la recámara porque no podía controlarlos. Renté un pequeño departamento a un par de cuadras de donde Tony estaba para que mis damas y yo pudiéramos arreglarnos con comodidad. Mis nervios empezaron a convertir mi mente en un torbellino de ideas (porque ansiosa desde los 3 años), afortunadamente mi dama de honor y una de mis tías se quedaron conmigo esa noche y al verlas por la mañana y hablar con ellas pude distraerme y enfocarme en todo lo maravilloso que nos esperaba.


A eso de las 10 am llegaron la maquillista y la peinadora para comenzar a alistarnos y el pequeño departamento se convirtió en un salón de belleza con espejos de luz, maquillaje, planchas, tenazas y toda suerte de instrumentos para hacernos lucir hermosas. Desde ese momento ya no hubo un instante de calma en todo mi día, recuerdo no sentir el pasar del tiempo y de pronto entre llamadas, mensajes de la familia, risas y conversaciones alguien me dijo que eran casi las 4 de la tarde. Corrí a ponerme mi vestido de novia, por fin, y no podía creer que todo lo que pasaba en mi mente no correspondía con lo que sucedía en mi cuerpo, que estaba como anestesiado. Mis damas me ayudaron a terminar con los últimos detalles y para ese momento ya había comenzado a caer una lluvia suave pero insistente, tal y como estuve temiendo toda la semana que sucedería. No podía pensar mucho en cómo estaban viviendo esos momentos mi esposo, sus papás (que tienen problemas de movilidad) y mi papá y hermano quienes llegarían directamente desde su casa en el Estado de México. Salí del departamento con el tiempo justísimo para llegar a la iglesia, mi amigo Alex fue quien me recogió en su coche preciosamente decorado con mis flores favoritas. Mi estado era extraño ya que estaba muy nerviosa pero no sin poder controlarme como había temido cada vez que imaginaba ese momento. Llegué en el momento exacto en que mi guapísimo marido bajaba también del coche y entraba de prisa al templo. Yo no quise bajar del auto pues dos de mis damas aún no llegaban y en mi mente estaba la escena de todo el cortejo nupcial entrando a la majestuosa iglesia seguida por mí del brazo de mi papá. Pero en ese momento, como nos pasó desde que empezamos a planear nuestra boda, los planes no sucederían como los había creado en mi imaginación. La lluvia retrasó a dos de mis damas quienes no pudieron encontrar transporte a tiempo y el sacerdote nos presionó para entrar como fuera o cancelaría la ceremonia (historia aparte que en la iglesia cometieron el error de agendar otra ceremonia a la misma hora que la nuestra y nos recorrieron media hora antes para no cancelar la otra). De pronto me vi bajando del auto y aunque llovía no sentía ni el agua ni el frío ni nada, solo me preocupaba no tropezarme con el vestido al subir los muchos escalones hacia la entrada del templo del brazo de mi papá, y ya arriba no tuve tiempo de absolutamente nada pues de inmediato sonó la marcha nupcial y vi avanzar a mi esposo del brazo de su prima hermana, después a nuestros padrinos de velación y finalmente caminé casi sintiendo que flotaba el largo pasillo hasta el altar. No recuerdo nada más hasta un rato después de iniciada la ceremonia en que volví a tener consciencia de mi cuerpo y me di cuenta que estaba nerviosísima, volteé a ver a mi esposo y me di cuenta que estaba igual que yo, no podía concentrarme por completo en lo que decía el sacerdote así que traté de relajarme, respirar lento y pausado y ubicarme en el momento que estaba viviendo sabiendo que era un momento esperado desde hacía literalmente años, por el que ambos habíamos trabajado juntos y del que estábamos plenamente seguros y convencidos de vivir. Agradezco que las fotos y videos de Tanivet nos permitan revivir lo que sucedió durante la ceremonia porque eran tantas las emociones que había en nosotros que todo está borroso en los recuerdos. Al final de la ceremonia el sacerdote nos pidió que nos giráramos para ver a nuestras familias y amigos que habían sido testigos de nuestra unión y fue hasta ese momento que pude atreverme a ver hacia atrás, ya que sabía que si lo hacía antes el pánico escénico me haría salir corriendo a vomitar de nervios, pero en ese momento, cuando todo había terminado, ambos volteamos y vimos desde lo alto del altar a tantas personas acompañándonos, sonriendo y aplaudiendo y una sensación de amor inmenso, gratitud, felicidad y paz nos llenó por completo. Bajamos entonces de la mano hacia el pasillo donde todos nos sonreían y felicitaban y caminamos hacia la salida ya, por fin, como marido y mujer. 





Desafortunadamente por la lluvia no pudimos movernos al lugar donde teníamos planeado hacer nuestras fotos al aire libre y tuvimos que irnos directamente hacia el salón, donde pudimos hacer una pequeña sesión en la que Tanivet rescató la situación haciendo unas fotos con mucho estilo, hermosas y sofísticadas, que nos encantaron a pesar de no ser la idea original que teníamos. Esperamos un rato más hasta que nos indicaron que el salón ya estaba lleno y fue momento de hacer nuestra gran entrada a la recepción. 


La canción elegida para entrar como esposos fue Nada de Nada, de Marco di Mauro. No recuerdo exactamente cómo conocí esa canción pero sí recuerdo la primera vez que la escuché con atención y la forma en que inmediatamente me llevó a pensar en mi “historia de amor”, la que ni siquiera imaginaba viviría alguna vez pero que se hizo realidad cuando conocí al amor de mi vida y que me llevó a vivir experiencias que no sabía que eran posibles fuera de las películas románticas, así que cada vez que la escuchaba mi corazón se aceleraba y me sentía llena de emociones. Es por eso que aunque Tony no es particularmente fan del pop, aceptó que la canción fuera parte del soundtrack de nuestro día especial. La música en general es parte fundamental de nuestra relación desde el momento en que supimos de la existencia el uno del otro. Nos conocimos en Twitter por personas que ambos seguíamos y fueron indirectamente nuestros gustos musicales los que nos llevaron a estar en el círculo adecuado para encontrarnos. Cuando nos hicimos amigos coincidimos en algunos conciertos y aunque entonces ambos teníamos otras parejas, la música nos llevaba en paralelo hacia el mismo lugar. Al hacernos novios esa relación con la música se volvió aún más fuerte e importante, por lo que sabíamos que el soundtrack de nuestra boda tenía que contener todas esas canciones que habían ido formando parte de nuestra historia. Elegir la música perfecta para cada momento no fue difícil pero sí le dedicamos más tiempo y energía que a algunos otros temas: tenía que ser perfecta. Así pues, cuando empezó a sonar Nada de Nada y entramos tomados de la mano al salón, ambos nos sentíamos inmensamente felices, emocionados, conmovidos por ver a todas nuestras personas importantes ahí, recibiéndonos. Nos abrazamos al centro de la pista y bailamos despacio, suave, yo cantándole al oído los versos que dicen todo lo que siento por él y que sé que él siente por mí, fue un momento tan hermoso y tan íntimo que por un instante olvidamos que estábamos rodeados de personas y solamente existíamos nosotros ahí, sin tiempo ni prisa el uno para el otro. No había llorado en todo el día pero entonces todas las emociones hermosas contenidas en mi cuerpo salieron y no podía parar de llorar y sonreír. Recuerdo verme reflejada en sus ojos que también dejaban salir algunas lágrimas y sentir en ese momento que TODO había valido la pena. El final de la canción nos regresó a la realidad y fue el turno de saludar a cada invitado y recibir felicitaciones y palabras bonitas. No hubo persona con quien no nos tomáramos foto y a la que no agradeciéramos el estarnos acompañando a pesar de todo lo que había sucedido durante esos años de temor e incertidumbre. 


Llegó entonces el momento de la cena para la que elegimos un menú sencillo y mexicano ya que queríamos que todas las personas pudieran encontrar algo que les gustara y que comieran relajados, sin preocupaciones, por lo que cada invitado disfrutó de taquitos de diferentes guisos colocados al centro de cada mesa: éxito rotundo. Días antes nos aseguramos de catar todos los platillos y hacer las correcciones necesarias para que la cena fuera deliciosa y hubiera opciones para todos los gustos. Nos encantó saber, al pasar de los días, que a todas las personas les encantó lo que ofrecimos. Toño también disfrutó la cena pero yo ese día no probé prácticamente nada pues tantas emociones me quitaron el hambre, solo me dediqué a descansar un poco en nuestra mesa ya que desde las 8 de la mañana no había tenido un minuto de paz, y para entonces eran casi las 8 de la noche. Después de la cena fue momento de nuestro primer baile oficial como marido y mujer. La canción elegida fue un cover maravilloso realizado por mi cantante favorita a una canción preciosa de la banda favorita de Tony: You Take My Breath Away de Queen, pero en voz de Tarja Turunen. Nos pareció que era la canción perfecta porque además de la belleza en su letra, combinaba nuestros dos gustos musicales más fuertes en uno solo y fue la representación perfecta de nuestra unión. Definitivamente fue otro de nuestros momentos favoritos de la noche en el que el tiempo pareció detenerse y el mundo solo nos pertenecía a nosotros. Al terminar nuestro plan fue traer a toda la gente a la pista para bailar con nosotros para por fin abrir pista y que la fiesta explotara, para lo cual escogimos un clásico de otra de nuestras bandas favoritas y que nadie se resiste a cantar y bailar: I was made for loving you de KISS. La pista se llenó y a partir de ese momento Toño y yo no paramos de bailar, únicamente hicimos una breve pausa para hacer un brindis, partir el pastel y tener un momento especial con nuestros papás. 



Los papás de Toño no pueden caminar mucho, así que él se acercó a la mesa donde se encontraban mientras mi papá me alcanzó en la pista para bailar conmigo una canción con la que ambos tratamos de agradecerle a nuestros papis todo lo que hicieron por nosotros para que fuéramos capaces de llegar hasta ese momento de plenitud y felicidad: Que me alcance la vida de Sin Bandera. Fue un momento muy emotivo para todos pues estaba muy reciente la partida de mi mami, pero sabíamos que ella quería que siguiéramos adelante con nuestra vida y nuestros planes.




El ramo y la liga decidimos lanzarlos mientras bailábamos dos canciones en lugar de hacerlo a la voz del maestro de ceremonias y el clásico conteo: Firework de Katy Perry para el ramo y la sexy Pour Some Sugar on Me de Def Leppard.



Toño dio unas palabras de agradecimiento a todos nuestros invitados y entonces procedimos a una de las partes más divertidas de la fiesta: desde que decidimos casarnos y compartir nuestra felicidad con nuestra familia y amigos decidimos que no queríamos hacer el show de la víbora de la mar pero sí queríamos hacer algo divertido, así que descubrimos la canción infantil Soy una Serpiente, y la usamos para crear un trenecito en el que Toño y yo éramos la cabeza de la serpiente y fuimos mesa por mesa uniendo gente a “la cola”. Terminamos con la pista llena de gente tomada de los hombros de la persona de adelante y una vez que no hubo más espacio, el DJ soltó los clásicos que suenan y animan toda boda memorable. Definitivamente fue la fiesta más divertida en la que ambos habíamos estado, juntos o separados, y disfrutamos cada minuto de ella. Hubieron risas, pasos memorables, algunas caídas y hasta una cabeza de caballo al centro de la pista.







Dieron las 11:30 de la noche y para entonces había aún una sorpresa para mí y para nuestros invitados, pues Tony subió al escenario, tomó su guitarra y tocó para mí Flecha, de La Barranca, seguida por varias otras canciones que nos gustan y nos son especiales y, mientras yo disfrutaba verlo, agradecía por el día tan maravilloso que estábamos viviendo y deseaba que no terminara nunca.


Pero todo lo que empieza termina sin importar los meses o años que tomaste para prepararlo, así que el momento del final de nuestra boda llegó pasadas las 12 am del domingo 10 de abril sin embargo en ese momento comenzó el resto de nuestra vida juntos y podemos decir que somos tremendamente afortunados, pues a un año de ese día estamos cada día más felices juntos y más seguros de que queremos compartir el resto de nuestras vidas como cómplices, compañeros, amigos y amantes. Hemos tenido algunos momentos complicados por la salud de nuestras familias y hemos estado aprendiendo a comunicarnos en otro nivel, uno que solo aprendes cuando convives tiempo completo con tu pareja, pero ambos estamos de acuerdo en que no quisiéramos estar en otra situación ni con otra persona pues juntos nos hemos ayudado el uno al otro a crecer y a ser mejores personas. Estamos listos para disfrutar el resto de nuestras vidas.


Seguimos muy agradecid@s con todas las personas que nos acompañaron durante esa aventura y de una u otra manera nos apoyaron para que todo fuera aún mejor de como lo habíamos imaginado. GRACIAS.
























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