De cómo hay realidades que superan a los sueños. Parte II

En 2011 escribí una crónica en este mismo blog para contar la experiencia que viví en los conciertos de Tarja en México ese año. Considero que este nuevo texto merece llevar el mismo título a manera de continuación, porque definitivamente aquél año empezaron a cumplirse sueños que tenía y que en algún momento me parecían lejanísimos y, sin embargo, aquí estoy 14 años después aún viviendo de mis sueños y cumpliendo algunos que ni siquiera sabía que tenía. Adelante con la historia ♥ Cada uno de los conciertos de Tarja de esta gira con Marko Hietala fue absolutamente mágico e inolvidable, pero definitivamente hubo uno que se quedará para siempre dentro de mis momentos más increíbles en la vida. Ese fue el que viví en Querétaro. 


La experiencia comenzó el jueves 29 cuando llegamos Nemo y yo desde Guadalajara, aproximadamente a las 7 de la noche. Pagamos el Uber más absurdo de la historia porque teníamos el hotel a unos metros pero no hay una forma directa de llegar desde la terminal de autobuses, así que no quedó otra opción. Después de registrarnos en el hotel salimos a buscar algo para cenar y terminamos en el restaurante del hotel junto a donde nos hospedamos. Mientras cenábamos llegó Jonathan, a quien conocimos en persona ese día y que definitivamente fue una de las sorpresas de esta gira por lo bien que congeniamos los tres y nos acompañamos esa noche. Si algo tengo que agradecerle a Tarja (además de devolverme a la vida hace tiempo, claro está) es la cantidad de personas tan increíblemente hermosas que me ha llevado a conocer a lo largo de estos casi 17 años. Yo necesitaba un mezcalito para relajarme y lo disfruté muchísimo. Jonathan nos mostró el regalo que le daría a Tarja al día siguiente (y por el cuál nos conocimos vía chat hace un par de meses), compartimos la emoción por lo que viviríamos al día siguiente y un rato después nos despedimos para intentar dormir, aunque en realidad nadie durmió mucho. Yo estuve despierta preparando las máscaras para la orquesta y observando la lluvia hasta las 5 de la mañana.


Nuestro día del concierto en el Metropolitano comenzó a las 9 am aprox. Nemo y yo nos preparamos para dejar el hotel y esperar la indicación de Miguel Epardo, el director de la orquesta que acompañaría a Tarja ese día, y que nos ofreció guardar nuestro equipaje en su casa, lo que fue un gran detalle de su parte y que me hizo sentir muy afortunada por haber logrado ese acercamiento a un personaje TAN importante para el concierto. A Miguel lo conocí gracias a la entrevista que le hice hace algunas semanas y desde entonces me di cuenta del ser humano tan hermoso (y talentoso) que es.  


Aproximadamente a las 12:30 llegamos a su casa, dejamos nuestras cosas y conocimos a su novia Laura (también violinista y un amor de persona) y a su adorable perrita. Quizá una hora más tarde, luego de una muy agradable plática en la que me sentí como si nos conociéramos desde hace muchísimo tiempo, salimos rumbo al Teatro Metropolitano. Nemo y yo teníamos el plan de pasar el rato en la explanada frente al teatro hasta la hora del M&G y hasta que todas las personas que conocemos y asistirían al concierto fueran llegando PERO Miguel y la vida tenían otros planes para nosotros. Miguel nos invitó a acompañarlos a entrar al teatro por el mismo acceso por el que algunos minutos antes habían entrado Tarja y sus músicos y por el que la orquesta iba entrando poco a poco. Nos llevó hasta el camerino asignado a la orquesta y nos invitó a instalarnos ahí hasta que llegara el momento de salir al M&G. Ese fue el primer momento en que Nemo y yo nos miramos con sorpresa/emoción y nos preguntamos ¡¿qué hacemos aquí?! 

 

Habían pasado unos 10 minutos cuando comenzó a escucharse música proveniente del escenario y nos comentaron que Tarja ya había iniciado el soundcheck. Preguntamos si podíamos asomarnos discretamente y así lo hicimos. Yo no podía creer que estaba pisando el mismo escenario en el que ella estaba probando sonido, a unos cuantos metros de distancia de mí. Evidentemente no quería molestarla así que solo observábamos un par de minutos y regresábamos al camerino, pero cuando nos dimos cuenta que nadie tenía problema con que viéramos todo desde el punto en el que estábamos decidimos quedarnos y verlo todo. Aproveché para documentar la preparación de Miguel y la orquesta previo a su turno de probar sonido y en todo momento traté de no cruzarme con Tarja para no incomodarla. 


Cuando fue momento de que la orquesta tomara su lugar y comenzó la prueba de Tarja y Marko ya con las cuerdas y con Miguel al frente, Nemo y yo seguíamos preguntándonos cómo fue que terminamos ahí siendo testigos de algo tan maravilloso e invaluable para cualquier fan. Me sentí tan agradecida por estar viviendo ese sueño, porque sí, varias veces en mi vida había literalmente soñado que terminaba viendo un concierto de Tarja desde backstage y ese 30 de mayo el sueño se convirtió en realidad, siendo infinitamente mejor que cualquiera de los sueños que tuve. 


Vimos el concierto prácticamente completo, con y sin orquesta, solo con Tarja y también con Tarja y Marko. Cuando terminaron y pasaron junto a donde estábamos nos saludaron solo con un "Hi!" y evidentemente no necesitábamos más que esa sonrisa suya para completar una de las experiencias más hermosas que hemos tenido como fans. 


Acompañamos a la orquesta de vuelta al camerino y fue entonces que les entregamos las máscaras, que previamente habían aceptado usar durante la canción Silent Masquerade. La energía que había era tan linda que estaba segura que sería un gran, GRAN show. Y no me equivoqué.


Eran casi las 4 de la tarde cuando salimos del teatro por la puerta principal (por la que originalmente deberíamos entrar varias horas más tarde con boleto en mano) y nos encontramos a tod@s quienes ya habían llegado para entrar al meet con Tarja. Yo seguía sin terminar de creer lo que acababa de vivir y tratando de procesar cada una de las decisiones que terminaron llevándome a la fortuna de haber estado ahí y vivir lo que acababa de vivir. Nos encontramos de nuevo con las Anas (Ana Pau y Ana Karen) que tuvieron que tomar prestado un coche para lograr llegar al teatro y pensé en lo mucho que me hubiera gustado compartir con Ana Pau la experiencia del soundcheck.  


A partir de ese momento el tiempo pasó demasiado rápido entre abrazos, risas, anécdotas, recuerdos de conciertos pasados, un atardecer hermosísimo con arcoíris incluido, fotos y emoción que crecía conforme se acercaba la hora del concierto. Estaba nerviosa sin saber bien por qué, quizá un poco pensando en la sorpresa que quería que tuviera Tarja al ver a la orquesta usando máscaras. El show anterior en Guadalajara notaron que varios en el público las usamos pero estaba segura que no esperaban que ese día también la orquesta las llevara al interpretar la canción, y me hacía feliz que Miguel hubiera accedido a ser mi cómplice en algo que se me ocurrió un día antes de comenzar la gira y se logró con la invaluable ayuda de Nemo. 


También esperaba que Antonio me avisara que iba en camino desde CDMX pues esa noche estaría con nosotros en el concierto, pero conforme pasaban las horas me preocupaba que no avanzaba mucho porque la carretera era un caos y empecé a preocuparme de que se perdería una parte del show. Llegó el punto en que, al ver lo lento que avanzaba, me dijo que tratara de olvidarme de si llegaba o no y disfrutara el concierto. Yo estaba un poco frustrada por eso y porque en el mapa, al comprar los boletos, el lugar que tenía en primera fila se suponía estaba justo enfrente de los lugares de las Anas y Nemo, pero al llegar al teatro los asientos estaban en extremos opuestos de las filas. Ana Pau logró convencerme de fluir y de ver el concierto desde ese lugar sola mientras llegaba Tony. Procedimos a repartir entre las primeras filas de público las máscaras que teníamos a la mano esperando que más gente se animara a usarlas ya que en Guadalajara tristemente pocos entraron a la dinámica a pesar de que ese día tuvimos la oportunidad de entrar antes al teatro Diana a dejarlas sobre los asientos, pero aún así Tarja y Marko sí notaron el detalle y pienso que disfrutaron la sorpresa. 


El concierto comenzó y verdaderamente me olvidé de todo apenas los acordes de The Golden Chamber llenaron el teatro mientras la orquesta ejecutaba la melodía que marca el inicio y el final de los conciertos de Tarja durante esta gira. Es un momento mágico porque sabes que escucharla significa que en apenas unos segundos más estarás viéndola sobre el escenario. 


Era mi segundo concierto de la gira, la había visto y escuchado cantar apenas un par de horas antes estando yo sobre el mismo escenario que ahora solo tocaba con mis manos, ella me había sonreído y aún así la emoción que tenía en ese momento era absoluta, como si fuera mi primera vez viéndola. Solo ella tiene ese efecto en mí. 


Fueron sucediendo los primeros temas y cuando llegó Undertaker no tenía idea de lo que estaba por venir. Apenas había cantado los primeros versos de la canción cuando de pronto, desde el centro del escenario, Tarja volteó hacia mí y extendió su mano, mi corazón dio un salto y sonreí porque siempre será especial y maravilloso que me dedique una mirada, una sonrisa o la línea de alguna canción durante el show, pero esta vez no solo hizo eso sino que avanzó bailando hacia donde yo estaba, siempre con la mano extendida y yo, por instinto quizá, extendí también mi mano hacia ella pensando que solamente nos apuntaríamos la una a la otra como sucedió el año pasado en Morelia ¡PERO NO! Ella llegó hasta mí y tomó mi mano, la sostuvo por unos segundos mientras cantaba viéndome a los ojos y mientras yo escuchaba a todo el teatro gritando a mi alrededor, sentía su mano en la mía y le repetía una y otra vez TE AMO TE AMO TE AMO TE AMO. Fueron cinco segundos en el reloj pero para mí significan, literalmente, la vida. La mujer, la artista que hace 18 años me hizo mantener los pies en este planeta, cuando yo me sentía absolutamente perdida y sin ilusión alguna por seguir viva, ahora me llama por mi nombre, me da las gracias por lo que hago para apoyar su carrera y sostiene mi mano durante un concierto en el que mil doscientas personas van a verla y escucharla a ella. Esto supera cualquiera de los sueños hermosos que llegué a tener antes o después de conocerla en persona, supera lo que hubiera podido desear y me llena de gratitud absoluta hacia ella, hacia la fortuna de ser capaz de sentir, de vivir esto tan mágico y tan hermoso en que se ha convertido mi vida en todos los aspectos. 


El concierto siguió, maravilloso, intenso, logré no desmayarme de felicidad y de sorpresa por lo que había pasado y traté de mantenerme en el presente para disfrutar al máximo cada segundo. Lo que yo más esperaba ese día era la parte en que, al interpretar Silent Masquerade, Tarja se diera cuenta que no solamente el público usábamos máscaras sino que en ese concierto la orquesta y el director también lo hacían. Amo que podamos sorprenderla con algún detalle durante los conciertos y siempre estoy buscando ideas para hacerlo. La idea de las máscaras para el público surgió meses antes de Yury aunque originalmente queríamos hacerlo pensando en que interpretarían Phantom of the Opera, después nos enteramos que no sería parte del setlist de la gira y Ricardo sugirió usarlas en Silent Masquerade. Así comenzamos a organizar todo para ejecutar esa idea. Sin embargo, un día antes del primer concierto se me ocurrió que quizá las orquestas quisieran participar en la dinámica pero para Guadalajara había muy poco tiempo y nunca se logró una comunicación cercana con el director de ese concierto, para el de Ciudad de México ni siquiera nos permitieron conocerlo y aunque para Morelia había la posibilidad, supe que si en algún show podía suceder sería en Querétaro gracias a la amabilidad y genialidad de Miguel.

Fue hermoso ver a Tarja sonriendo al ver al público enmascarado y después voltear a ver a la orquesta, siento que realmente apreció el detalle y, aunque quizá parezca insignificante, sé que con esa mirada y esa sonrisa que me dio antes de señalar al público a mí me dijo todo. Le gustó. Siempre que esté en mis manos buscaré la forma de sorprenderla, de hacerle llegar el amor de todos sus fans y de hacerla sonreír de alguna manera (¡lo que amo verla y escucharla reír!), así como siempre buscaré hacer lo necesario para que las personas que la aman y sueñan con conocerla puedan cumplir un día ese sueño, puedan sentirla cerca, porque sí, LOS SUEÑOS SÍ SE VUELVEN REALIDAD y soy la prueba de que hay realidades que superan a los sueños. 


El concierto entero fue simplemente perfecto, ver nuevamente a Marko junto a Tarja interpretando canciones que pensé que jamás podría escuchar en vivo en la voz de ambos, cuando solamente soñaba con conocerlos en persona y ponía videos a todo volumen mientras cantaba sola o con mi hermano en la sala… La de veces que le ponía esas canciones a mis amigos en mi computadora para que conocieran el sonido, el mundo que había descubierto gracias a Nightwish… He repetido hasta el cansancio que todo esto fue una serie de sueños cumplidos pero esa es la realidad. Escucharlos y verlos cantar a un par de metros de distancia Slaying the Dreamer y Wishmaster fue ÉPICO. La de veces que escuché esas canciones desde mi DVD End of an Era y suspiraba porque era algo que jamás se repetiría en un concierto… Hasta que sí, y yo estaba siendo testigo de ello. Me quedé sin voz. Lo único que no permitía que la noche fuera perfecta era que mi marido se estaba perdiendo una buena parte del show pero tristemente no había nada que yo pudiera hacer para cambiarlo, y cuando me avisó que por fin había llegado me alegré. 


El concierto terminó y Tarja y Marko se veían felices. Se despidieron del público y después de la foto desde el escenario tratamos de reunirnos todos los WSM para la foto del recuerdo. No logramos estar todos pero aún así tenemos una gran foto, con todo y los que ya estaban fuera y ¡aparecen desde detrás del ventanal!


Llegó el momento de los abrazos y las despedidas. La energía que hay entre nosotros después de un concierto de Tarja es tan especial y siempre nos despedimos con la certeza de volvernos a ver, ojalá que pronto y ojalá que para compartir un concierto más. Algunos debíamos correr a la terminal para alcanzar un bus a diferentes ciudades, en nuestro caso rumbo a CDMX con la esperanza de dormir un poco y estar listos para el concierto del día siguiente en el Auditorio BB, pero antes de eso hicimos parada técnica en casa de Miguel y Lau, compartimos opiniones sobre el show, nos tomamos las merecidas fotos del recuerdo y, finalmente, recolectamos nuestras cosas para finalmente despedirnos con una enorme sonrisa de felicidad y complicidad. 


El viaje de regreso fue el doble de largo de lo que debía haber sido pero llegar a casa se sintió bien, aunque fuera solo por unas cuantas horas y para alistarnos para una increíble noche más, de la que contaré detalles en algún otro momento porque esto ya quedó demasiado largo pero nunca he sabido ser breve en mis textos.





















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