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[Originalmente empecé a escribir este post cuando fataltaban 68 horas para que terminara el 2011 (de ahí el título), per hoy siendo ya 1 de enero de 2012 quiero retomarlo para ajustar algunos detalles conservandolo tal y como fue escrito.]


Hoy escribo por dos razones:

1- le sobran unas cuantas horas a mi noche que no pienso desperdiciar durmiendo
2- le quedan tan solo 68 horas de vida al 2011 y puedo aprovechar una de ellas para recordarme por qué ha sido un buen año conmigo

Y no quiero hacer un recuento, no va por ahí la cosa. Lo que quiero es dejarme constancia de que este podría haber sido el mejor año de mi vida salvo por un pequeño gran detalle aunque, como ya mencioné antes, aún quedan algunas horas para ver si puedo acomodar esa pieza en mi rompecabezas.

Mi 2011 empezó bien, no tenía grandes expectativas porque no me gusta esperar demasiado: la frustración y yo no queremos vernos las caras. Tenía trabajo que aunque no me satisfacía por completo sí me permitía solventar mis gastos y sentirme útil, que es mi mejor medicina.

Enero... quién sabe qué fue de enero. Si acaso recuerdo que inicié los conciertos con uno de Epica en el Circo Volador.

De febrero tengo muy buenos recuerdos. En febrero viví dos momentos geniales con mis padres: llevé a mi amá al concierto de Serrat y fui demasiado feliz al ver cómo lo disfrutó; llevé a mi apá al concierto de Deep Purple y fui feliz al cantar y brincotear con él. Y, también en febrero, conocí a una persona que hoy es uno de los pilares en mi vida: Ray. A partir de febrero todo fue diferente.

Marzo... uy, marzo... Marzo casi vale por todo mi año. ¿Por qué? Ahí va: después de MESES de espera y planeación por fin volví a ver a Tarja Turunen. Y es que no solamente la vi en el concierto que dio en el Circo Volador, ¡NO! Tuve la oportunidad de estar con ella unos minutos, solitas, ella viéndome a los ojos y  hablando tan dulce como es, y yo como hipnotizada sin decir/hacer algo inteligente y sin poder separar mis ojos de su mirada. Y tan solo unas horas después de eso me subí a un avión por primera vez en mi vida, muerta de nervios y ¿para qué? Pues para verla, otra vez, ahora en Guadalajara.  Antes del concierto la esperé varias horas en el aeropuerto para tenerla cerquita de nuevo, y lo logré. Ese viaje fue además un graaaan triunfo para mí por razones muy personales, algo que hace un par de años me hubiera resultado , literalmente, imposible. Pero así como hay mucha felicidad también hay cosas que duelen. Y el 11 de marzo por la noche, cuando Ray y yo salíamos de un concierto en el Teatro de la Ciudad, llegó un mensaje de mi hermano a mi celular: "Rita se fue". La Guerrero no le pudo ganar al cáncer y nos dejó sin su cuerpo que irradiabla sensualidad, no sin su voz. No pude ir a su despedida y eso lo voy a lamentar siempre.

Tarja@Aeropuerto de Guadalajara|5marzo2011


Abril también se portó bien. Ahora caigo en cuenta que con abril comenzó a tejerse la trama de una historia que está en desarrollo. ¿Cuál? La de mi paso y establecimiento en La Barranca. Era 2 de abril cuando muchos de los de siempre hicimos un pequeño viaje y coincidimos en Toluca. Para mí un muy buen concierto, más de fondo que de forma. Darme cuenta de que José Manuel hasta mi nombre recordaba (incluso recordaba que yo le peleaba siempre con un "pero escríbe Eliza con 'z', no con 's'"). De ahí me seguí con ellos, ya no los solté. También volví a ver a los adorados hermanos Arreola, Chema y Alonso, en el evento del Día Mundial del Libro. Cerré abril con las "Mitocondrias" del Señor Que Canta, y recuerdo de eso más que otra cosa sus palabras cuando me acerqué a saludarlo al terminar el concierto.

La Barranca@Black Camel Toluca|3abril2011



Los primeros días de mayo fueron bien padres por una de esas historias que pasan una vez en la vida, y que así como llegan sen van, quién sabe por qué. Como sea, ese mes también hubo conciertito que merece la pena mencionar: Alondra de la Parra y su Travieso Carmesí. Tenía muchas ganas de ver ese concierto y se me hizo, lo disfruté bastante.

Junio no tuvo mucho qué ofrecerme. Sólo recuerdo que empecé a sentir que mi trabajo no me satisfacía y comencé a pensar en un cambio sin saber exactamente a qué me refería. Musicalmente tuve otra vez a José Manuel Aguilera, en solitario, ahora en El Vicio de Coyoacán. Disfruté mucho esa noche. Mucho.

Ay Julio... El primer día llegó fuerte, otra vez con La Barranca. Estuvimos casi todos. Ese día también conocí a Nelson (en persona y más allá de los tuits). Y terminamos esa noche lluviosa varios de los de siempre y otros nuevos en La Comarca -aunque bien podía haber sido Chiapas- bebiendo tequila y conversando con José Manuel hasta pasadas las siete de la mañana. Me acuerdo de mi cara cuando llegué a la oficina (trabajaba los sábados entonces) y me vi en el espejo: era una mezcla de muerodesueñoycansancio con quépinchesfelizsoy. Y apenas 5 días después ya estaba con ellos, con La Barranca, otra vez, ahora metidos en el estudio A del IMER. Grabaron las "Sesiones de Reactor".

Agosto se traía algo entre manos y no era poca cosa. En agosto volví a ver a muchos de los WinterStorm en nuestra reunión de aniversario, la pasé maravillosamente bien y además la mañana siguiente estuvo muy padre, mucho. Y luego, yo había dicho que quería un "cambio" y agosto me lo puso en charola de plata, yo sólo tenía que elegir tomarlo. Y lo hice, ¡claro que lo hice! La Barranca buscaba una persona que trabajara con ellos; yo apliqué y fui superando etapas. Una promesa: si obtenía el puesto habríamos de ir a visitar San Miguel (las alas de San Miguel protegen mis días...) Al final y después de incertidumbre y momentos de duda, el trabajo era mío...

Todo el mes de mi cumpleaños, Septiembre, fue un regalo para mí. Cada día. Desde el saber que había sido seleccionada, el terminar la semana y el mes en un trabajo y saber que el lunes siguiente iniciaría en otro, y ¡qué trabajo! Claro, estaba nerviosa pero ya pasaron los días en que la ansiedad y el miedo me controlaban. Ese primer día de trabajo nunca lo voy a olvidar... dos de los músicos que más admiro estaban ahí, conmigo... uf... Apenas a una semana fui al primer evento, ya no como fan sino a trabajar: de nuevo Mitocondrias, y otra vez en el Péndulo de la Roma. Lo más bonito llegó justo el día de mi cumpleaños. Día 30: llegué a la oficina, mucho trabajo por el evento en Puebla aldía siguiente, felicitaciones y mensajitos por todos lados incluso de ambos jefecitos, hasta el Señor Baterista me regaló un par de boletos para uno de sus conciertos. Luego, conciertito de Armando Palomas acompañada de Ray en el Pasagüero. Otra sorpresa:  sin haberlo imaginado vimos aparecer a José Manuel por ahí, me vio y saludó de lejos; minutos después me mandó una notita acompañada de un par de caballitos de tequila. Mi festejo terminó a eso de las 5 de la mañana del día siguiente, y eso porque en unas cuantas horas había que viajar a Cholula.

Mensajito de cumpleaños|30sept2011



Octubre empezó en la carretera que lleva a Puebla. Disfruté mi primer viaje de trabajo, aunque hacía tanto frío que terminamos agripados. A pesar de los problemas técnicos y otros contratiempos, las cosas que estaban bajo mi responsabilidad salieron bien. Apenas unos días después era momento de gastar los boletitos aquéllos en el Palacio de los Deportes, y lo disfruté demasiado, como no pensé que fuera a suceder. Casi ya yéndose octubre tuve mi primer y único -hasta la fecha- tropiezo en el trabajo, más por una situación ajena a mí pero al final la responsabilidad la cargué yo. Me sirvió para aprender.  Octubre también se llevó a dos de mis hijos: Mi hermoso gato Humo y a Lizzy, una perrita.

Noviembre estuvo movido. Mucho trabajo, mucha música. Inesperadamente estuve el día 3 en el Plaza con San Pascualito Rey. Después no tuve mucho tiempo libre pero me gustó la experiencia de estar metida en esa onda de organizar eventos. Conciertos y conciertos. En uno de esos regresé a Toluca, en condiciones diferentes pero con una agradable experiencia. Ahora que lo escribo parece que hubiera sido muy sencillo y muy rápido pero la realidad es que no fue así. Cosas de las letras, supongo.

Y ¡¿quién se robó mi diciembre?! Si apenas ayer era 2 y estábamos casi todos los de siempre en el Pasagüero en el último concierto del año con todo y sus -agradables- sorpresas y amaneciendo en un café de chinos. Si apenitas era 10 de diciembre y estábamos en un bar casi vacío de madrugada, cantando. Si casi casi vamos regresando de cumplir la promesa de visitar San Miguel... ¿dónde está mi diciembre? Tal vez está entre todos esos claroscuros que mi memoria no alcanza a plasmar aquí, entre los amigos presentes y a los que he tenido olvidados, entre las risas, las cervezas, los abrazos, los suspiros, los atardeceres, las noches compartidas y las solitarias, entre los enojos, las frustraciones y maledicencias, entre los gatos, los discos y los libros, entre toda la música.

[Originalmente ahí terminaba el texto, pero hoy puedo agregar que declaro satisfactoriamente concluido mi 2011, cierto que tuvo sus momentos agridulces pero fueron los menos comparados con todo lo que me dejó, aún sin pedirlo. Y sólo me resta darle la bienvenida al 2012 confiando en que se portará tan o más chidito que su antecesor, veamos qué sale.]


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