De cuando miras bien dónde vas pisando.


Pinches días raros. Sí, raros, no tengo otra forma de describirlos. Baste con decir que hace más de una semana comencé a escribir un texto bieeen depresivo aquí mismo y nunca vio la luz, se quedó como borrador. Luego, hace un par de días intentaba escribir otro texto pero completamente opuesto al anterior, es decir, absolutamente eufórico y optimista. Tampoco vio la luz. Y ahora estoy aquí, en un tercer intento por escribir y he de decir que éstas letras no caben ni en una ni la otra definición. De ahí que lo único que pueda decir es que todo es raro... extraño... suceden cosas, aparecen personas... es como si en estos momentos mi vida fuera una obra de teatro y estuviera en pleno cambio de acto. Nadamás les voy a pedir un favor: que alguien me pase el maldito guión porque no tengo idea de qué es lo que sigue o dónde tengo que estar parada para el siguiente movimiento.

Y con todo eso, no me puedo quejar. Casi podría decir que mi vida es perfecta y que lo tengo todo para ser feliz, pero van a creer que estoy exagerando y presumiendo, y ese no es el caso. No. Mi punto es que tengo todo, TODO al alcance de mi mano para hacer/decir/pensar/sentir/llegar/lograr lo que quiera, lo único que hace falta es que me decida. Y si me cuesta decidirme es porque la mayor parte del tiempo siento que mi brújula sigue rota y el norte nadamás no aparece. Porque, para ser(me) honesta los últimos seis años de mi vida los he navegado a la deriva. Y la verdad es que las aguas han sido benévolas, pero creo que va siendo momento de ponerle empeño para encontrar la estrella polar antes de que pase más tiempo y llegue -quizá- a un lugar del que ya no quiera retornar. Pero por ahora basta de la meditación existencial que hay otras cosas que contar.



Hay motivos para estar orgullosa de mí misma, pequeños triunfos que pasan inadvertidos para quienes están cerca de mí pero que, para mí, representan victorias que fueren inconquistables en otros tiempos. Sutilezas, dirían algunos. Proezas, digo yo. Y, una de esas es el simple hecho de querer salir, de ver el mundo, de caminar por las calles de cualquier lugar, ver cielos, ver atardeceres... ¿Por qué? Porque hubo un tiempo en que no pude hacerlo. Literalmente era mentalmente incapaz. Por eso hoy disfruto tanto esas ganas que siento y la certeza de que podré hacerlo. Me siento tan libre... Y es que si nunca han pasado por el infierno de la agorafobia nunca van a entenderme, y sinceramente prefiero un millón de veces que nadie comprenda mis palabras antes que desear que alguien tuviera que pasar por ello. El punto es que por eso el simple hecho de salir con amigos me parece tan disfrutable. Compartir tardes, noches, días enteros es realmente maravilloso.... Y otra vez me desvié del tema al que quería llegar, pero así soy yo. Divago.

Mejor pasar a momentos específicos, como el de hace dos semanas, en que me escapé un poquito antes del trabajo para volver a ver por fin a mis queridos Chema y Alonso Arreola. El pretexto fue un evento organizado con motivo del Día Internacional del Libro. Ellos se subieron al "Ring de Letras" para leer Aire en espera y tocar algo de Cruento. La idea era genial y ellos hicieron lo que tenían que hacer pero las condiciones no eran las mejores y al final ésto fue lo que resultó ser:


Lo mejor de esa tarde -además del evento en sí- fueron los abrazos, las palabras, los recuerdos fotográficos y claro está, la lluvia. Y la compañía por supuesto.



Y pasó que se atravesaron las vacaciones de eso que llaman "Semana Santa". Vacaciones para otros, porque para mí, pues no. De cualquier manera sí tuve un par de días libres para hacer algo diferente, y por eso mismo Ray y yo nos fuimos a pasear por Coyoacán. Quizá lo mejor de esos momentos son las conversaciones -que inevitablemente están acompañadas siempre de buena música cuando la compañía es él-. Caminar, comer en un lugar diferente, reir... ¿Qué más se puede pedir de una tarde así? Pues eso, un hermoso atardecer.

Sunset in Coyoacan, Mexico



Luego seguir con la vida, el trabajo y lo demás. Hasta que llegó el 30 de abril y, tras indecisión y otras cuestiones, pasé una gran velada en el Foro del Tejedor del Péndulo de la colonia Roma. El responsable fue el Señor José Manuel Aguilera, claro está. Hermoso concierto. Íntimo. Delicioso. Canté, reí, lloré, extrañé, sentí... Así es como uno debe vivir un concierto, si no ¿para qué ir? Y además de la música, las palabras del Señor, los abrazos y las dedicatorias pues tampoco tuvieron madre.

José Manuel Aguilera|Mitocondrias II

José Manuel Aguilera|Mitocondrias II

José Manuel Aguilera|Mitocondrias II

Mit05José Manuel Aguilera|Mitocondrias II

José Manuel Aguilera|Mitocondrias II

José Manuel Aguilera|Mitocondrias II



Ese sábado terminó oficialmente a las 6 am del domingo, hora en la que por fin dormí, pero sólo un ratito porque tenía un interesante domingo por delante: encontrarme con mi sis para conocernos en persona por fin y ver juntas THOR. Y así fue, nos vimos, nos abrazamos, platicamos, descubrimos que además de todo lo que sabíamos que tenemos en común, tenemos además un par de botas igualitas... y ya con eso concluímos que pues sí, somos sis. Obviamente vimos la película y salivamos profusamente, que a fin de cuentas, ése era el objetivo. Casi nos llovió encima pero Thor fue bueno y nos dejó llegar a casa intactas.  Esa tarde/noche también me dejó otra vez asombrada por la capacidad de encuentros fortuitos con una persona conocida entre las miles y miles que habitan ésta ciudad.

<Aquí debería estar la foto>
<que no nos tomamos mi sis y yo>
<quién sabe por qué>


Y siguen los días y me van trayendo cada vez más instantes disfrutables, así que no me resta más que concluir éste texto -que sí logró ser publicado y no murió en el intento- haciendo énfasis en que soy feliz, muy feliz, inmensamente feliz, aunque en ocasiones me empeñe en demostrarme lo contrario. 
Gracias por leer, quien quiera que seas.

Comentarios

Nahuii dijo…
si se te nota iluminada y feliz¡¡¡¡
eso es lo genial,mil bendiciones y que esto siempre mejore y jamas termine.......
LustLady dijo…
Gracias, hartas gracias Negra =) Yo sé que se nota que no soy la misma, y eso es requetebonito!
Ya hay que decirle al Adriancito que ponga otra vez su casa ¿no? Pero ahora sí llevamos más alcohol jajaja
Anónimo dijo…
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