Dijo que sí

Lo acepto: soy una pinche sentimental aunque trate de aparentar lo contrario.

Hoy la ansiedad y el nerviosismo me comían mientras pasaban las horas. Luego, llegué al lugar donde todo sucedería y ahí estaba ella. No sé cómo pude mirarla a los ojos, hablarle con tanta normalidad como pude. Luego lo vi a él, mucho más tranquilo de lo que estaba yo, y eso que yo sólo era una espectadora más.

Ya todos lo sabíamos menos ella, claro está. Cuando él me lo dijo hace un par de meses yo veía éste día muuuuy lejano, como si nunca fuéramos a llegar a la fecha. Y al final, así casi como de repente, llegó el cuatro de diciembre. Mientras él tocaba junto con los demás "Light the Universe" mi nivel de ansiedad llegó a su máximo. Todo estaba planeado: a media canción dejaron de tocar, él dejó la guitarra a un lado y sacó la pequeña caja de su bolsillo derecho. Se acercó a ella y en unos cuantos pasos estaba ahí, a sus pies ofreciéndole el resto de su vida representado por un pequeño anillo dorado. Y lloré, las lágrimas brotaron sin que pudiera evitarlo. Mientras ella se quedaba sin aliento y el resto de los espectadores aplaudían, yo vi en un flashback nuestra historia, la de ella y la mía, nuestros dieciocho años de amistad. La veía de ocho años, vestida con aquél suéter de colores, corriendo por el jardín conmigo. Me vi con ella jugando con muñecas. Me vi con ella escribiendo nuestro diario y contándonos acerca de los niños que nos gustaban. Nos vi soñando con encontrar algún día al príncipe azul, o al menos, a un sapo que nos hiciera suspirar. La vi contándome la emoción de su primer beso, y luego la vi escuchando atentamente mientras yo le contaba del mío. Nos vi contándonos la dulce agonía de nuestro primer amor, contándonos en secreto nuestras primeras travesuras con muchachos, nuestra metamorfosis, aquél momento en que nos convertimos en mujeres aún sin saber exactamente qué significaba aquéllo. Recordé los momentos importantes de mi vida que compartí con ella, y los que ella compartió conmigo. Recordé nuestro primer día en la universidad, mis celos para con sus nuevas amigas y los de ella para con las mías. La vi superándose a sí misma día tras día, descubriéndo quién es y hacia dónde va. Recordé también aquél instante en que me dijo "ya somos novios", y que yo supe que entonces, de cierto modo, la había perdido porque contra él, contra los sentimientos que él despertaba en ella, yo no podría competir. Y ahora, tres años después de eso, le ha pedido que se case con él, y ella ha dicho SÍ, y me siento orgullosa al decir que yo no dude un sólo momento que esa sería su respuesta. Hoy estoy inmensamente feliz por los dos, porque esa clase de amor se ve pocas veces en la vida.

Quizá también lloré un poco de tristeza, de nostalgia, porque sé que yo jamás viviré algo así. He de admitir que en algún momento de mi vida deseé que un hombre viera en mi a la mujer, tan mujer, que fuera digna de pedirle matrimonio. Ahora ya no quiero eso, tal vez por puritito berrinche, pero ya no es eso lo que quiero, ya no lo busco y estoy convencida que ese amor ya no soy capaz de sentirlo, de entregarlo y de recibirlo. Así pues, levanto mi copa por ellos y deseo que ese amor que ahora se tienen dure tanto como sea posible, que lo vivan a plenitud como hasta ahora lo han hecho y que siempre se tengan el uno al otro. Salud!

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