Ufff

Prácticamente un mes sin escribir aquí. Pretextos hay muchos, pero mi razón más válida es: ¿para qué bloggear si puedo twittear? Confieso que me he vuelto una adicta al Twitter, y eso que hace no mucho decía que yo no servía para eso. La cosa es que cuando se le agarra el modo es bien fácil engancharse, sobre todo por la cantidad de gente interesante/divertida/inteligente/agradable -y sus opuestos claro está- que uno se puede encontrar allá. Otro punto que tiene a favor es la inmediatez de las respuestas/comentarios, además me ayuda a sentirme acompañada estando sola pues todo el día estoy "platicando" con gente que también está en situación parecida a la mía. Al final regresaré la aplicación para ver mi timeline aquí en el blog, así al menos se verá un poco de actividad mientras me digno escribir jaja.

Pasando a otra cosa, no sé si ya les había dicho que ésta es mi temporada favorita del año. Igual si no les había dicho pues ya se los dije jiji. Amo el otoño, es mi estación preferida por los colores de la naturaleza, los atardeceres, por el clima que empieza a enfriar... Y dentro del otoño, los últimos días de octubre y los primeros de noviembre son los que más me gustan, claro está, por las festividades. Siempre he tenido una especial fascinación por la tradición mexicana de los muertos, y es que el colorido de los altares, los aromas de las flores de cempasúchitl combinados con la esencia de las frutas me causan un verdadero deleite... Desde niña me emocionaba mucho cuando se ponía el altar en casa, que antes era bastante grande y bien surtido para que alcanzaran todos los difuntos; ahora ya es pequeño pero siempre tratando de cumplir con colocar los elementos fundamentales.

También influye el hecho de que justamente en ésta época del año he vivido algunos de los momentos más lindos de mi vida. Un otoño, hace diez años, me enamoré por primera vez y supe los alcances que tiene el sentimiento ese al que la gente llama "amor". Fue una etapa muy hermosa, como todo primer amor debe ser. Y por casualidades de la vida es justamente también en otoño que me estoy enterando de que ese chico se acaba de casar y va a ser papá en marzo. Fue raro, pero me da gusto por él, ha encotrado lo que quería y está llevando su vida por el rumbo que él buscaba, así que espero le vaya muy bien. A mi me quedan -como siempre- los recuerdos de lo que fue y ¿por qué no? la posibilidad de imaginar lo que quizá pudo haber sido.

Hoy me quedo disfrutando la brisa fría y los colores del cielo al ocultarse el sol, sólo recordando, porque eso es lo que mejor sé hacer...



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