Evocaciones

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Es curioso que en el que muy probablemente sea el último post de éste año el que aparece en mis letras seas tú, pero no te confundas: el que aparezcas no significa que el mismo esté dedicado a ti.

Es curioso también que la llave de un pequeño cofre de recuerdos sea un frasco de perfume, y no tanto el frasco como el aroma que en él vive aún. Ése aroma afrutado, transparente, fresco... aquél aroma que tanto te gustaba. ¿Por qué elegí precisamente el frasco tornasol hoy? No lo sé, simplemente lo vi al fondo de todos los demás, detrás de la botella que contiene mi perfume favorito. Al principio mis dedos acariciaron el azul del Cool Water pero decidieron el extremo opuesto y buscaron el naranja-rosado del Tropical Punch para descubrir que ni una gota lo habita ya, entonces apareció la plástica burbuja tornasolada del Velocity y después de un momento de duda mis manos lo tomaron. Claro, su aroma al quitar la tapa no fue exactamente igual a como lo recordaba, y es que los años no pasan en balde... yo tampoco soy la misma que era cuando lo cerré por última vez. No obstante su esencia aún conserva en la misma etérea condición los momentos que pasamos envueltos en aquella fragancia. Recordé por ejemplo la vez que dijiste que olía riquísimo en el mismo tono que usaste para declararme tu amor y pedirme que fuera tu novia. Recordé las tardes en que hundías tu cara en mi cabello y me pedías que nunca dejara de usar ese perfume, y luego me besabas. Y yo, enamorada hasta la uña del dedo chiquito, decidí sólo lo utilizaría para ti y sentía miedo al ver que el líquido se acercaba peligrosamente al fondo del frasco. A veces pensaba en que haría cualquier cosa con tal de conseguir otro frasco de Velocity antes que quitarte el gusto de recorrer mi cuerpo impregnado en su aroma. Y es que en efecto, a ti te hubiera dado hasta mi vida encerrada en un frasco de perfume si me la hubieras pedido. Por ti soporté desprecios y al final me humillé y te supliqué por una migaja del amor que me tuviste, porque de eso sí estoy segura, hubo un tiempo en que me amaste en la misma medida que yo te amé por años. No me arrepiento de lo que te di y no me arrepiento de lo que te dije, de lo único que me arrepiento es de haberle hecho pasar un infierno a alguien ajeno a todo por las cosas que yo viví contigo. No obstante ahora entiendo que lo que compartimos tenía que suceder tal y como fue, y desde la perspectiva que me da el tiempo me doy cuenta de que cada mujer necesita y merece vivir en carne propia un amor así, un deseo de entrega total y sin condiciones, y gozar y padecer como lo hice yo.

Del amor por ti me despedí hace tiempo, y lo sabes porque te lo dije; pero así como hoy estoy segura de ya no amarte, también estoy segura de no volver a amar a alguien en esa medida. El amor incondicional y sublime se quedó contigo, porque al irte te llevaste en la maleta a la niña tierna e inocente que contiene ese amor, y que venía de fábrica como en un frasco sellado con tu nombre en la etiqueta...

En éste momento, mientras escribo envuelta en aquél aroma, sé con tranquilidad que no me pesa extinguir hasta la última gota de esa fragancia y que no necesitaré conseguir otro frasco, pues los recuerdos que contiene pueden quedarse guardados para siempre.

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No había tenido ánimos de escribir, simplemente no había recuerdos de los días pasados que merecieran la pena ser guardados, no tanto por insignificantes como por tristes.

La cena de Noche Buena fue, como todos los años, tranquila y apagada. Sobre la mesa pavo, ensaladas, vino tinto y la misma cálida convivencia familiar de todas y cada una de mis noches, que agradezco inmensamente a los Dioses al ver que no es algo que todos tengan aunque merezcan. Fuera de eso la navidad no tiene más importancia o significado para mi. La mañana del día veinticinco fue de flojera total pero la tarde no: Preciosa estaba enferma y hubo que conseguir médico de urgencia. Al llegar la noche todos preocupados por ella, porque en unas cuantas horas vimos que se iba apagando a pesar de nuestros esfuerzos por animarla a que luchara. La madrugada me dio viendo TV sin verla con mucha atención pero sin poder dormir tampoco. En algún momento me dormí y al despertar la tristeza: Preciosa se rindió y dejó a mamá desconsolada pues su compañera de todos los días en el la soledad acompañada del trabajo ya no estaría más con ella. El sepelio en una mañana gris de viernes nos dejó a todos con el ánimo por el piso. Venir a trabajar pensando que ya no estaría ella corriendo de un lado a otro y jugando con todos sus amiguitos perros fue triste. Mamá recordándola a cada rato y llorando su ausencia. Y es que en casa las mascotas no son tal, sino miembros de la familia con nombre, personalidad y manías propias que dejan un hueco grande cuando se van.
El sábado fue un día sin pena ni gloria, Skantor llegó en la tarde, con sus insistencias y yo lo recibí con mis negaciones. La mañana del domingo fue agradable, llegué tarde a trabajar y pasé la tarde platicando con Alex. Ayer lunes también estuve casi todo el día platicando con él, claro está, además de atender el trabajo. Y hoy merecía la pena escribir el texto sobre éstas líneas.

También merece la pena agradecerte a ti

lectora o lector
conocido o anónimo
amiga o amigo

que tomas un tiempo para leer lo que escribo por mera atención o por verdadero gusto, a ti que quizá llegaste por casualidades del Google destino y encontraste algo, una palabra o una imagen, que te hicieron regresar una o dos veces, o quedarte para siempre acompañándo mis recuerdos.

Sé que soy quizá la persona más egoísta y la menos atenta, pero el hecho de que no suela agradecer las visitas y los comentarios no significa que no me sienta feliz y conmovida al descubrir que lo que escribo egoístamente para mi hace eco en las almas y las mentes de otras personas al rededor del mundo.
Precisamente por eso es que hoy perovecho para agradecer a quienes me leen de forma anónima en España, Estados Unidos, Argentina, Chile, Perú, Bolivia, Colombia, Guatemala, Venezuela, y claro, en todo México: desde Cancún hasta Sonora. Sin embargo debo confesar que tengo especial curiosidad por saber quién me lee desde Vienna, Austria, pero aunque me gustaría saberlo sé que quienes me leen sin dejar rastro de su paso por éste sitio tienen sus razones para ser lectores fantasma como en un post lo comentó ya Don Re.
Merecen especial mención quienes me leen y me dejan saber sus impresiones al respecto, estando aquí por ejemplo mi querida Meli desde Saltillo; Sandra allá en Guanatos; Lu, Skantor, Nahuii, Adrian y mi hermanito, todos de la misma chilangolandia... En fin, son muchas las personas que he conocido gracias a las letras que dejo regadas por aquí, y espero que el año que está por comenzar traiga más y me lleve a otras tantas.

¡Gracias!

Y para terminar, el 2008 se llevó y dejó muchas cosas pero no tengo ánimos de hacer mención de ellas, creo que vale más la pena decir que del 2009 deseo que mi estado mental se mantenga estable durante cada día del año para poder conseguir todo lo demás a punta de trabajo y tenacidad. Eso, sólo eso pido yo...