La huída
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No hay maldición en élfico, éntico o en lengua humana suficiente para semejante atrocidad...El Señor de los Anillos, Las Dos Torres. J.R.R. Tolkien
Si de algo evito hablar yo es de asuntos como éstos pero, fuera del enfoque que le dan los medios, ya es demasiada la violencia que estamos viviendo en el país. El colmo fue el ataque a las personas que por su gusto celebraban el 15 de septiembre en Morelia. Murió gente que solamente quería divertirse y distraerse un rato en compañía de su familia, y murió por obra de unos cuantos que vayamos a saber qué quieren, porque en éste país ya no sabes de quién cuidarte ni por qué es que hacen lo que hacen.
Precisamente ésa noche estaba con mi familia cenando en casa, conversando y comentando que no tenemos gran cosa que celebrar como país, y recordábamos que hace dos años exactamente fue cuando nos robaron el negocio, cuando alguien se llevó con la mano en la cintura nuestro medio de trabajo, lo que mi hermano y yo utilizábamos para ganarnos el sustento honestamente. Yo sé el coraje que da ser víctima de la delincuencia, y bueno, nosotros no perdimos algo irrecuperable porque por fortuna no estábamos ahí y ninguna vida se perdió, precisamente por eso me pongo en el lugar de las familias que esa noche perdieron un hijo o hija, una madre, una hermana... Se siente una impotencia horrible el ver que hay gente que hace cosas como ésas y que sigue tan feliz de la vida por ahí, porque en éste país las personas comunes no tenemos forma de defendernos y mucho menos de pedir castigo para quienes delinquen. La respuesta del comandante de la policía del municipio para nosotros cuando denunciamos el robo fue: si ustedes saben quiénes fueron agárrenlos y tráiganlos, o investiguen por su cuenta; si quieren que nosotros investiguemos tienen que meter dinero porque de otro modo no tenemos forma, y si no se hace eso pues su denuncia quedó establecida y entran a las estadísticas, pero nada más... Algunas personas aquí saben que después de eso volvimos a pedir préstamos e implementamos como pudimos el negocio otra vez, y que desde entonces no hemos visto llegar el momento de desahogarnos, pero seguimos aquí en la lucha día a día.
En fin, así son las cosas en México, así tenemos que enfrentarnos todos los días al peligro de no regresar a casa cuando sales a trabajar, o de regresar con nada porque algún listo ya te quitó lo que con tanto esfuerzo te ganas. Sin ir más lejos, el martes 16 en la noche,ya casi era hora de cerrar el negocio cuando llegó una chica llorando y muy asustada diciendo que acababan de asaltarla donde se bajó del transporte (por donde yo también tengo que pasar para regresar a la casa) y le habían quitado todo, quería que fuera con ella para enfrentar a los tipos que la asaltaron pero ¿qué podíamos hacer las dos contra un par de delincuentes armados? Le dije que entrara y que llamaría a la policía, pero ella estaba más preocupada por recuperar sus cosas y sólo veía hacia donde estaban los tipos, mismos que un minutos después se fueron corriendo hacia un llano. Nunca logré comunicarme con la policía porque la línea estaba ocupada, fue hasta 20 minutos después que entró mi llamada, tiempo suficiente para que me hubieran atacado hasta a mi en el negocio si hubieran querido. En definitiva, la solución es enfrentarse uno mismo a la delincuencia, porque si nos confiamos a que las autoridades ¿competentes? lo hagan, nos quedaremos esperando...
Llegar al punto de una situación
en que normalmente
los personajes
huyen a México
en este caso esa no es la opción
evidentemente
pero el fracaso es quien
ilumina al éxito
La Huida
La Barranca
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