Contando Cuentos III
Buuu tengo días queriendo continuar con la contada del cuento aquél, pero (afortunadamente) cada día tengo más trabajo y más clientes -y éso que aún no comienzan las clases- y pos nomás no me da tiempo, o cuando tengo un descanso mejor me pongo a hacer otras cosas... En fin, a ver hasta dónde llego hoy, veamos... ¿en qué me quedé? ah sí, en la frustración vertical de un deseo horizontal...
—Habrá que provocar una tempestad ésta noche—
Un jueves de junio tuve que ir a casa de Beto a entregarle un documento, era un permiso firmado por mis padres para asistir a un pequeño viaje de fin de semana organizado por un grupo al que pertenecíamos los dos. Él era algo así como el secretario; ése día olvidé llevar mi permiso y dárselo en la escuela así que tuve que llevarlo por la tarde pues era el último día para entregarlo. Cuando llegué a su casa solamente estaba su abuela pues sus tíos -no vivía con sus padres- habían salido a no sé donde y llegarían al día siguiente. Como era temprano -las 7 pm aprox- nos sentamos en la sala a escuchar música -más Arjona- y a platicar, claro que los besos no faltaban. En algún momento su abuela nos dejó solos pues se fue a su vivienda (estaba en la parte posterior del jardín) y bueno, los besos fueron subiendo de intensidad y los juegos de manos se hicieron presentes. Aquella batalla terminó sobre su cama, con la ropa en el piso y la luz de la pecera pegándonos en la cara. Cuando tuve consciencia de mí me invadieron cantidad de sentimientos: alegría y plenitud a pesar del dolor por haberme iniciado con él, de quien estaba enamorada y con quien había fantaseado que sucediera; culpa, pues como fuera él acababa de terminar su relación con mi amiga y yo sabía que había posibilidades de que ella lo tomara como traición si se enteraba; temor, pasé varios días imaginándo lo que pasaría si mis padres sabían lo que había pasado porque son de la idea de virgenhastaelmatrimoniom'ijita, aunque ellos mismos no la hayan practicado... En fin, fueron días extraños los que siguieron a aquél jueves, pero algo que tengo muy presente son las miradas que compartiamos cuando nuestros ojos se encontraban, así fuera en la escuela o en las actividades de aquél viaje. En honor a la verdad debo decir que aquél encuentro fue poco placentero físicamente hablando, sin embargo ninguna experiencia posterior ha tenido el encanto de aquélla primera vez...
Un mes después terminé la preparatoria y supe que había conseguido mi lugar en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, además estaba por cumplir 18 años y estaba llena de sueños, fantasías y metas por cumplir, ajena a la infelicidad y la frustración puesto que hasta entonces todo cuando había deseado lo había conseguido. El romance con Beto se terminó porque yo de repente me sentí muy madura, muy "mujer", estaba por entrar a la universidad y en vías de vivir sola incluso, mientras que a él aún le quedaba un año en la prepa -iba atrasado-, en fin, empezamos a tener más diferencias que nada, así pues quedamos de ser amigos y punto.
Pero claro, yo para ése entonces ya conocía a quien, hasta hoy, ha sido el amor de mi vida, aunque no se merezca el título...
Comentarios
besos